jueves, 24 de julio de 2014

Desde mi obra.., mirando al Greco

Todos somos lo que somos,  gracias a aquellos que nos han precedido.

He tenido dos maestros decisivos en mi trayectoria artística: El primero, mi propio padre, Leopoldo Morán. Me enseñó a pintar lo que veía. Éste me llevo al segundo, “El Greco”, que me enseñó a pintar lo que no se ve.

Mi padre me enseñó el oficio con su ejemplo, a ser honesto, respetuoso y perseverante con este noble arte de la Pintura.

Desde que fui capaz de sostener un lápiz en mis manos me puso como modelos, numerosas obras del Greco, y a los doce años conocí las mieles del éxito  participando en un concurso nacional de pintura y dibujo en Toledo, donde obtuve los dos primeros premios, de dibujo (San Juan Evangelista/ lápiz)y pintura (San Ildefonso/Ceras). Esto fue decisivo, para posteriormente no dejar nunca de trabajar y dedicarme en serio a la pintura.

Desde entonces no dejé de visitar periódicamente el Museo para estudiar su técnica, el color, la luz….Pues en aquella época de aprendizaje también tuve la suerte de tener bastantes encargos de copias de los cuadros más conocidos.

Fue en los años 80 cuando decidí preparar una exposición itinerante por varias ciudades españolas, con formatos grandes, rindiendo homenaje al gran maestro.

En los siguientes años, el reto fue el contrario. Desaprender del Greco, para ser yo mismo. Algo imposible e inútil, pues ahora lo veo como un enriquecimiento excepcional, y salvando las distancias y con toda humildad hacia el Genio, si mi obra tiene algo del Greco sería el mejor de los honores. Pues cada día reafirmo más mi afinidad, sobre todo al descubrir hace pocos meses, en una visita al Museo, totalmente renovado, con las obras restauradas y limpias, volví a emocionarme, y como ya me había imaginado,… al pintor clásico, más colorista y más personal de todos los tiempos.

Hoy me pregunto y reflexiono, qué queda de lo aprendido del greco en mi obra…?

Tomando al azar una obra como esta, una de las más representativas, de mis tierras y paisajes,

Veo cosas aprendidas del “Maestro”:

Túnicas y ropajes que dan forma las tierras, con ritmos que rozan la musicalidad.
Formas que no ascienden en vertical, pero sí se expanden con energía en horizontal.
Enfrentamientos de color transgresores, pero armónicos y elegantes que generan vida.
Frescura,  a flor de piel, como si se hubiera pintado, sólo un segundo antes de mirarlo.

Pero como en toda verdadera obra de arte siempre tiene que haber algo más detrás de lo que se ve,…, magia, pasión, valentía, libertad, espontaneidad, reflexión. Y para mi, algo imprescindible en cualquier obra de arte: Pensamiento y sentimiento,…… esto es “El Greco”.

Gracias por haber existido.

José Morán Vázquez.